Notas para una metodología de maqasid

Todos los musulmanes están de acuerdo que Allah nos prescribió una creencia, una ética y una forma de vida porque es lo mejor para nosotros en esta vida y la siguiente, y que Sus leyes tienen objetivos (maqāṣid) cuya función es causar bienestar (maṣlaḥa) y evitar malester (mafsada). No hay duda de que este concepto de maqāṣid es valioso, pero su uso deja mucho que desear, ya que suele ser utilizado para justificar lo que cada uno quiere.

Parte del problema -o posiblemente la raíz del problema- es que la mayoría utiliza el concepto de maqāṣid sin ninguna metodología clara. Sin embargo, ultimamente he estado leyendo al-Fikr al-maqāṣidi qawāʿiduhu wa fawā’iduhu (La idea de maqāṣid, sus reglas y sus beneficios) del gran sabio marroquí especialista en uṣūl, Aḥmad al-Raysūnī, graduado de Qarawiyyīn en Fes, profesor de uṣūl al-fiqh en Marruecos durante decadas, y posiblemente el más importante sabio en la teoría de maqāṣid al-šarīʿa que exista hoy. Tuve el placer de conocerle brevemente en los años 90 en su casa en Rabat cuando era muy joven.

 Aquí quiero resumir las reglas presentados por al-Raysūnī y luego mirar ejemplos donde el concepto de maqāṣid ha sido utilizado para ver si la gente hace uso de estas reglas y principios.

 al-Raysūnī argumenta (p.37) que:

Para que esta idea de maqāṣid sea una disciplina intelectual reconocida, requiere principios y reglas metodológicas de maqāṣid que den dirección y guíen al camino correcto, y que creen un marco y precisen la dependencia sobre los objetivos (maqāṣid) de la šarīʿa y se beneficien de ellos.

La idea de maqāṣid no es esa idea que dice liberarse de significados aparentes y apariencias, que se rebela contra precisiones metodológicas y reglas lingüísticas, y que empieza a mencionar los objetivos frecuentemente, dándoles delimitaciones y formas según su opinión e interpretación, utilizando los objetivos para promocionar y embellecer sus opiniones.

 

La primera regla: todas las reglas divinas tienen un objetivo
Luego al-Raysūnī menciona su primera regla, que es que “todo lo que es parte de la šarīʿa tiene una razón causistica (muʿallal), que tiene su objetivo (maqṣūd) y su beneficio (maṣlaḥa).

En principio, esto no es problemático, ya que en terminos generales, todos los musulmanes están de acuerdo en que Allah nos dio esta forma de vida que llamamos Islam porque nos beneficia en esta vida y la siguiente, con lo cual sabemos que solamente nos ordenó aquello que nos beneficia (maṣlaḥa) en esta vida y la siguiente, y nos prohibió aquello que nos daña (mafsada) en esta vida y la siguiente.

 

La razón causística (ʿilla) se puede descubrir
Sin embargo, al-Raysūnī desarrolla esta idea más argumentando que los objetivos de todas las ordenes y prohibiciones divinas pueden ser descubiertas por el ser humano y es su obligación hacerlo. Dijo (pp.42-3):

Lo que se escapa a uno puede entenderlo otro, o lo que se nos escapa hoy será aparente tras un rato…

Lo que quiero decir es:
1. Todas las leyes de la šarīʿa tienen razones causisticas (muʿallal), objetivos (maqāṣid) y beneficios (maṣāliḥ)
2. Si la sabiduría y el objetivo no son comprendidos por unos, eso no significa que otros no pueden investigarlo y descubrirlo.
3. La investigación de las sabidurías y objetivos escondidos -o sobre los que hay diferencia de opinión- no para nunca. Más bien hay que seguir y desarrollar.

 

Todo tiene una razón comprensible
al-Raysūnī también argumenta que toda ley de la šarīʿa tiene un objetivo que se puede deducir, rechazando la división que hacen muchos juristas, dividiendo las leyes en taʿabuddī (adorativo) -cosas que son pura adoración y que no tienen ningún objetivo que podamos apreciar- y maʿqūl al-maʿnā (comprensible) -cosas cuyo significado o objetivo podemos entender.

 

La crítica de al-Raysūnī a esta separación es que tenemos muchos ejemplos donde claramente podemos deducir el objetivo de actos considerados como adorativos (taʿabuddī) que no tienen ninguna explicación lógica. Por ejemplo, la oración es un acto de adoración puro, y sin embargo sabemos que “prohibe obscenidades y abominaciones y el recuerdo de Allah es superior” (Q29:45). Según al-Raysūnī, este verso no solo prohíbe dos cosas dañinas para la vida comunitaria como son las obscenidades y abominaciones, pero también liga la oración a el recuerdo de Allah. Como explica al-Raysūnī (p.46):

Se puede decir que el recuerdo de Allah es un beneficio de adoración para la vida venidera nada más, y ese el más importante objetivo de la oración, pero la respuesta es que el recuerdo de Allah -magnifico y exaltado- es una de las cosas más beneficiosas que hay en este mundo. ¿Acaso no es lo más alto a lo que aspiran las personas en sus vidas y lo que buscan día y noche la felicidad? ¿Y acaso la felicidad es algo más que el sentimiento de relajación, alegría, tranquilidad y satisfacción?
Si es así -y no hay duda de que es así- los más altos niveles de felicidad mundana y más elevados estados espirituales son para los que recuerdan a Allah, los que son humildes bajo su protección, que están llenos de certeza e inundados de satisfacción y tranquilidad.

Ejemplos más claros existen para muchos actos de adoración que tradicionalmente se considera que no tienen un objetivo más que la adoración Al-Raysūnī da ejemplos y termina diciendo (pp.49-50):

Después de todo esto no se puede decir que el punto de partida (aṣl) en los actos de adoración es que no tengan causa, más bien el punto de partida es que toda la šarīʿa tiene causa, y el punto de partida en los actos de adoración (ʿibādāt) también es que tienen causa. Ahora, si tras esto encontrásemos algunos temas específicos (ŷuz’iyyāt) donde no podemos encontrar la causa o se nos hace difícil tener certeza sobre alguna sabiduría (ḥikma) específica u objetivo definido para ellos, eso no daña [la teoría] y no nos permite darle la vuelta al tema, desechar el principio de causalidad, y hacer que el punto de partida es que no hay causa.

 

Los objetivos en las delimitaciones
Posteriormente, al-Raysūnī analiza la crítica de que no hay un objetivo en particular de que cada oración tenga un número de rakas, el ayuno sea un mes y el mes de Ramadan en particular, el zakat sea 2.5% en la riqueza, y así. Observa que en estos casos no se puede aducir el objetivo de Allah en delimitar los actos de esta manera. Sin embargo, según al-Raysūnī, eso no es problemático ya que entra bajo el objetivo de crear precisión y orden (al-ḍabṭ wa l-ḥasm). Esto es un principio compartido por toda organización humana, desde estados que tienen castigos delimitados para crímenes particulares, a compañías que ofrecen vacaciones delimitadas o tiendas que venden a precios delimitados. La consecuencia de estar en la cárcel un año justos o un año y dos semanas no es algo que normalmente se pueda medir. O la diferencia entre tener un mes de vacaciones y tener un mes y dos días, o la diferencia entre pagar un euro o pagar un euro y dos céntimos. Delimitar el castigo en un año, las vacaciones en un mes, el precio en un euro, son delimitaciones que en sí son arbitrarias y no tienen sentido, pero (p.55) “su explicación y su causa y su sabiduría es que son reglas que dan precisión a las cosas y previenen la duda y la arbitrariedad, y causan facilidad y claridad en acciones e interacciones.” En ese sentido, al-Raysūnī argumenta que el objetivo no está en las delimitaciones, sino el objetivo que sirven para crear una sociedad estable donde las obligaciones y castigos están claramente establecidos.

 

Segunda regla: los objetivos requieren indicaciones y pruebas
Los objetivos de la šarīʿa no se pueden deducir de la nada. Más bien requieren una metodología consistente y, hasta cierto punto, verificable. En las palabras de al-Raysūnī (p.59):

Atribuir un objetivo a la šarīʿa es como atribuir un dicho o una regla a Allah exaltado, pues la šarīʿa es Su šarīʿa y el objetivo es Su objetivo. Y decir que el objetivo de la šarīʿa es esto o lo otro sin proporcionar ninguna prueba de ello es decir algo sobre Allah sin conocimiento y sin derecho.

De acuerdo con esto, al-Raysūnī argumenta que los principales métodos para descubrir el objetivo de cualquier ley son tres:
1. A traves de la lengua árabe
2. A traves de la analogía
3. A traves de la inducción
Sin embargo, también sostiene que los métodos son más amplios que solo estos tres, y que dependen de una variedad de conocimientos y especialidades.

 

La lengua árabe
Dice al-Raysūnī (p.61):

La šarīʿa no se sale de los textos de la revelación, sea Quran o Sunna, y son textos árabes en vocabulario, organización y  expresión. Quien quiera conocer los objetivos de la šarīʿa los conoce a través de los textos de la šarīʿa, y su guía y su intérprete en ello es la lengua árabe con sus indicaciones, reglas y estilos.

Esto es algo indiscutible y sobre lo que no hay desacuerdo. Quien haya estudiado algún libro  de principios legales sabrá que esto es una parte fundamental de la disciplina, y tan importante que quien absorbe los conocimientos ve como su habilidad para analizar textos críticamente se refuerza.

Sin embargo, cuando intentamos deducir los objetivos de los textos, al-Raysūnī señala la posible tensión entre una lectura legalista y una lectura comprensiva. Dice (pp.62-63):

El fundamento de este tema es la necesidad de mantener un equilibrio consciente entre respetar el idioma con sus palabras, reglas y sentido aparente, y entre la reflexión sobre los significados de su discurso, sus objetivos y sus fines, y poner cada cosa en su sitio con sus delimitaciones.

Un ejemplo con el que se puede ilustrar esto es el verso del Quran:

إِنَّ الَّذِينَ كَفَرُوا سَوَاءٌ عَلَيْهِمْ أَأَنْذَرْتَهُمْ أَمْ لَمْ تُنْذِرْهُمْ لَا يُؤْمِنُونَ

Ciertamente aquellos que no creen, les da igual si los adviertes o no los adviertes, no creerán. (Q2:6)

Si miramos desde un punto de vista puramente lingüístico, este verso está diciendo que un musulmán no creyente nunca se va a hacer musulmán. Esto lo deducimos del verso porque las palabras utilizadas para describir a los no-musulmanes (allaḏīna kafarū) son lingüísticamente generales, y lo general en teoría legal es aquello que incluye todo su género (istiğrāq al-ŷins) -en este caso todos los no-musulmanes.

Sin embargo, la gran mayoría de los sabios del Quran dicen que esto es un ejemplo de algo lingüísticamente general pero con la intención de algo específico (ʿāmm yurādu bihi ’l-jāṣṣ). Esto se deduce porque el Quran es un texto literario que no se expresa como un manual de instrucciones. Así pues, sabemos que esta descripción de los no-musulmanes está en términos absolutos para que comprendamos hasta que punto muchos de ellos son testarudos ante Allah.

 

Los métodos de deducción de la causa legal (ʿilla)
Hay diferentes métodos que se utilizan para deducir la causa legal de las reglas y que es la base de la analogía (qiyās). Por ejemplo, lo que está prohibido textualmente en el Quran es jamr, que es vino. Sin embargo, sabemos que la causa legal de la prohibición del vino es la intoxicación (iskār), con lo cual podemos hacer una analogía de que todo intoxicante está prohibido. Así pues, de la misma forma que podemos saber la causa legal de la prohibición del vino -y por lo tanto del alcohol- también podemos descubrir el objetivo de la prohibición del alcohol utilizando los mismos métodos, de los cuales al-Raysūnī mira los cuatro más importantes y claros.

1. El consenso
Si hay consenso sobre el objetivo de una regla en particular, no hace falta descubrirlo.

2. El texto inequívoco Cuando un texto menciona el objetivo de manera explícita como causa (ʿilla) de la regla, como en el verso en relación a la zakāt:

كَيْ لَا يَكُونَ دُولَةً بَيْنَ الْأَغْنِيَاءِ مِنْكُمْ

Para que no dé vueltas entre los ricos entre vosotros. (Q59:7)

Aquí la formula kay (para que) es una fórmula causativa.

3. Gestos e indicaciones
Esto es cuando el objetivo se menciona pero no de manera  explícita como causa legal, aunque se puede entender por el contexto. Por ejemplo:

إِنَّ الصَّلَاةَ تَنْهَى عَنِ الْفَحْشَاءِ وَالْمُنْكَرِ وَلَذِكْرُ اللَّهِ أَكْبَرُ

Establece la oración. La oración prohibe lo vergonzoso y repudiado. Y el recuerdo de Allah es superior. (Q29:45)

Aquí no se dice explícitamente que el objetivo de la oración es prevenir lo vergonzoso y repudiado, ni que es recordar, sin embargo está claramente implícito.

 

4. Conmensuración
Quiere decir que la relación entre la regla y el objetivo sea conmensurada y apropiada. O dicho de otra manera, el objetivo de la regla es tan claro que en realidad no necesita explicación, como en la obligación de ser veraz y fiable, y en la prohibición de mentir y ser traidor.

Además de estos métodos específicos que son parte de los métodos de analogía (qiyās), y que se utilizan para deducir objetivos particulares, al-Raysūnī también entiende que los objetivos generales se deducen a través de un método inductivo, que es investigar los objetivos particulares de diferentes reglas particulares y a base de eso construir una teoría general de los objetivos de la šarīʿa. Dice (p.66):

La inducción aquí es reunir los diferentes significados y objetivos particulares de las reglas y sus implicaciones compartidas hasta que se ve un significado universal (kullī) u objetivo universal que reúne y unifica aquellos significados y objetivos particulares.

 

Tercera regla: las prioridades en bienestar y malestar
Aquí al-Raysūnī recuerda los tres niveles de necesidad (necesidad absoluta, necesidad relativa y no-necesidad) y la relación entre los objetivos (maqāṣid) y los medios (wasā’il). Pero aquí quiere fijarse en los niveles de bienestar y malestar.

Su idea se basa en que no todos los actos tienen el mismo valor, y para ello cita numerosos ejemplos de Quran y la sunna que demuestran este principio generalmente aceptado, como la diferencia entre pecados mayores (kabā’ir) y pecados menores (ṣağā’ir), o como el hadīṯ que considera la mejor acción es la oración en su tiempo y luego tratar bien a los padres.

Dice (pp.73-4):

A raíz de estos textos, los sabios vieron que las reglas de la šarīʿa, sus órdenes y prohibiciones, no son de una misma categoría ni tienen la misma importancia: unas son más importantes que otras, de más alto nivel y más reforzadas. Por eso pusieron las órdenes y prohibiciones de la šarīʿa en cierto orden de niveles y categorías…

Todos estos niveles están -de manera explícita o implícita- en los libros de los juristas y las categorizaciones de los teoristas legales, solo que los especialistas en objetivos de la šarīʿa en este tema tienen una visión más particular y clara en relación a como lo ven y lo expresan. Ellos ven que estos niveles en realidad reflejan el orden de causas del bienestar y causas del malestar: el orden de causas del bienestar en lo comandado y permitido, y el orden de causas del malestar en lo prohibido.

Según al-Raysūnī, esta idea está cristalizada en el principio legal expresado por el gran sabio al-Izz b. Abd al-Salam de que “la šarīʿa busca conseguir lo más beneficioso aunque se pierdan cosas beneficiosas, como se proteje de lo más dañino aún aceptando cosas dañinas” (al-šarʿ yuḥaṣṣilu ’l-aṣlaḥ bi-tafwīt al-maṣāliḥ kamā yadra’u ’l-afsad bi ’rtikāb al-mafāsid).

Y en esto cita anónimamente lo que se atribuye al Compañero ʿAmr b. al-ʿĀṣ quien dijo: El inteligente no es quien distingue el bien del mal, sino quien distingue el mejor de los dos males.

 

La cuarta regla: diferenciar entre objetivos (maqāṣid) y medios (wasā’il)
Según al-Raysūnī, cuando estamos mirando las obligaciones y prohibiciones de la šarīʿa, hay que diferenciar entre lo que son verdaderos objetivos y lo que son medios para conseguir los objetivos. Por ejemplo, Allah dice:

يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا إِذَا نُودِيَ لِلصَّلَاةِ مِنْ يَوْمِ الْجُمُعَةِ فَاسْعَوْا إِلَى ذِكْرِ اللَّهِ وَذَرُوا الْبَيْعَ

¡Oh los que creéis! Si se hace la llamada para la oración el viernes corred al recuerdo de Allah y abandonad el comercio. (Q62:9)

Dice al-Raysūnī (p.78):

Este verso contiene una orden y una prohibición. Ordena correr y prohíbe el comercio, aunque ninguno de los dos es un objetivo en sí mismo, sino que únicamente son medios. El correr -o sea, el andar, ir y moverse, únicamente fue ordenado porque la oración del ŷumuʿa no es más que en la mezquita, y para establecer la [oración del ŷumuʿa] hay que ir a la mezquita. O sea, el Legislador no tiene ningún interés ni objetivo en el ir en sí mismo, sino que el objetivo de ‘correr’ es establecer la oración del ŷumuʿa, aquí expresado por ‘el recuerdo de Allah’, mientras que el ‘correr’ es un medio. Y por eso, si hay alguien que vive en la mezquita no tiene la obligación de ‘correr’, y no está comandado por Su dicho -exaltado sea- “Corred”, aunque está comandado por el deber de establecer el ŷumuʿa.

Igualmente, la prohibición de comercio en Su dicho -exaltado sea- “abandonad el comercio” únicamente es porque el comercio a la hora del ŷumuʿa es un medio para que no se establezca y cause retraso, ausencia o marcharse antes de completarla. O sea, el comercio en si no es el objetivo de la prohibición, pues el comercio en sí está permitido y hasta puede ser necesario.

Siguiendo esta lógica, podemos decir que conocer a Allah es un objetivo, pero estudiar los nombres y atributos de Allah es un medio. O comprender el Qur’an es un objetivo, y reflexionar sobre el Quran es un medio. O vivir según el ejemplo del Profeta (saw) es un objetivo, y estudiar la sunna es un medio. Luego también podemos tener el medio del medio. Por ejemplo, estudiar métodos de interpretación del Quran es un medio para reflexionar sobre el Quran, lo cual es un medio para comprender el Quran. O sea, estudiar los métodos de interpretación es el medio del medio.

Así pues, la relación entre los objetivos y los medios es que los objetivos son más importantes, y la importancia de los medios está en que ayudan a realizar los objetivos. Consecuentemente, los objetivos son fijos e inmutables, pero los medios pueden cambiar dependiendo del contexto. Para esto, uno de los ejemplos que da al-Raysūnī es zakāt al-fiṭr, que en el hadīṯ de Abū Saʿīd al-Judrī es “un ṣāʿ de comida, un ṣāʿ de cebada, un ṣāʿ de dátiles, o un ṣāʿ de aqiṭ (como queso).”

Se pregunta al-Raysūnī (p.83):

¿Cuál es el objetivo de zakāt al-fiṭr? Pues si el objetivo está bien definido, queda claro que lo demás son medios. En relación al objetivo de zakāt al-fiṭr encontramos el dicho de Ibn ʿAbbās (ra) quien dijo: “El Mensajero de Allah (saw) hizo zakāt al-fiṭr obligatorio para purificar al que ayuna de la locuacidad y las obscenidades, y para alimentar a los pobres.” Así pues, tiene un objetivo para quien da el zakāt, que es purificarle, y un objetivo para el pobre que recibe el zakāt, que es satisfacer su necesidad para la fiesta del ʿĪd.

Tras citar a al-Šawkānī (quien a su vez cita un ḥadīṯ) y reafirmar que el objetivo de zakāt al-fiṭr es ayudar a que los pobres puedan disfrutar del ʿĪd, prosigue (p.84):

Si el objetivo queda claro, también queda claro que la delimitación que existe en cuanto a categorías de comida no es un objetivo en sí mismo, sino que es una delimitación contextual para los medios más apropiados y más efectivos para realizar el objetivo. Por eso encontramos que la mayoría de los juristas, tempranos y tardíos, no creen necesario restringirse a los nombres y títulos mencionados.

Con este ejemplo, al-Raysūnī demuestra que esta diferenciación entre objetivos y medios es algo que los sabios clásicos ya entendían.

 

Conclusión

A diferencia de muchas personas que hablan de los objetivos de la šarīʿa, al-Raysūnī es un sabio de verdad. Eso queda claro en la seriedad con la que trata el tema y su preocupación por tener una metodología consistente. He resumido mucho sus argumentos y omitido las numerosas citas que incluye de sabios como al-ʿIzz b. ʿAbd al-Salām, al-Qarāfī, al-Šāṭibī, Ibn ʿĀšūr, y muchos otros. También he resumido sus ejemplos, generalmente citando solo el más fácil de los muchos ejemplos que da. Por eso recomiendo a quien sepa árabe que intente leer el original.

Mi mayor crítica a la presentación de al-Raysūnī es que evita los temas controvertidos, que es donde de verdad se ve como se aplica este método. También creo que la discusión sobre los objetivos de la šarīʿa tiene que venir dentro del contexto de uṣūl al-fiqh y no como una disciplina separada, pues son como dos caras de la misma moneda, y sin la capacidad de combinar entre ambas, es fácil llegar a conclusiones extremas en el literalismo o liberalismo.

Y Allah es quien mejor sabe.

Deja un comentario

Subir ↑